Neumonía adquirida en la comunidad Parte 2 - Vida Abuelo

Neumonía adquirida en la comunidad Parte 2

– Parte 2 de 3

Hola amigos, ¿cómo están? Espero que estén de maravilla, continúo con el tema de la semana: la neumonía adquirida en la comunidad. En esta parte voy a hablarles específicamente de los factores de riesgo, del cuadro clínico y del diagnóstico de este padecimiento. Espero que esta información sea de gran ayuda para ustedes. Saludos.

 

* Factores de riesgo

Cualquier persona puede contraer neumonía, pero algunas personas tienen un riesgo más alto que los demás. Los factores de riesgo (que aumentan sus posibilidades de contraer neumonía) incluyen los siguientes:

  • Cambios con el envejecimiento. Los adultos mayores están más predispuestos porque ocurren cambios en los pulmones y es más débil el sistema inmunológico.
  • Condiciones que tenga el adulto mayor. Uso de antibióticos, intubación orotraqueal, malnutrición
  • Si viven en un asilo o en alguna residencia de adultos mayores. Se pueden contagiar los virus o bacterias por el hacinamiento.
  • Enfermedades relacionadas. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia cardiaca, diabetes, cáncer, delírium, inmovilidad.
  • Tabaquismo.
  • Alteración de la conciencia (pérdida de la función cerebral debido a demencia, derrame cerebral u otras condiciones neurológicas).
  • Cirugía reciente o traumatismo.
  • Tener un sistema inmunológico debilitado debido a una enfermedad, ciertos medicamentos y trastornos autoinmunes.

 

* Cuadro clínico

La neumonía y sus síntomas pueden variar de leves a severos. Los síntomas pueden variar, dependiendo de si su neumonía es bacteriana o viral. Los síntomas más comunes son los siguientes:

  • Tos (con algunas neumonías puede expectorar mucosidad verdosa o amarilla, o incluso mucosidad con sangre)
  • Fiebre, que puede ser leve o alta
  • Escalofríos
  • Dificultad para respirar, que puede ocurrir solo cuando sube escaleras

 

Otros síntomas incluyen los siguientes:

  • Dolor en el pecho agudo o punzante que empeora cuando respira profundamente o tose
  • Dolor de cabeza
  • Sudoración excesiva y piel pegajosa
  • Pérdida del apetito, baja energía y fatiga
  • Confusión, especialmente en las personas mayores

Categorías: Artículos, Blog

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