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Mal de Pott. Parte 3.

– Parte 3 de 3

Hola amigos, ¿cómo va su día? Espero que vaya excelente, porque el día de hoy voy a concluir con el tema de la semana: el Mal de Pott. En esta última parte voy a hablarles del diagnóstico y del tratamiento de este padecimiento. Este artículo es de gran importancia ya que se presenta sobre todo en personas de edad avanzada. Saludos.

 

*Diagnóstico

La mayor dificultad para el diagnóstico viene dada porque en los períodos iniciales ya que en este período los síntomas son mínimos y a veces tarda mucho tiempo en manifestarse, existiendo un período silente de varias semanas o meses entre la infección y los primeros síntomas clínicos. En el interrogatorio al paciente deben considerarse los datos de antecedentes, edad, toxicomanías, origen geográfico y la existencia o no de síndrome de inmunodeficiencia. Hoy día se hace obligatorio ante un paciente con infección tuberculosa la práctica de una serología VIH.

Deben realizarse radiografías simples en varias proyecciones. El uso de la tomografía computarizada y la resonancia magnética ha supuesto un avance fundamental en el estudio de mal de Pott, ya que permiten un conocimiento exacto de la extensión de las lesiones. Aunque la tomografía computarizada aporta un magnífico estudio de las lesiones óseas, las ventajas de la resonancia magnética es que, además de una mayor precisión, aporta una mejor imagen topográfica y permite conocer las posibles alteraciones de la médula espinal.

Los cultivos de los abscesos paravertebrales y las biopsias de las lesiones vertebrales son positivos hasta en 70% a 90% de los casos. Las biopsias revelan granulomas caseosos característicos en la mayor parte de los casos. El aislamiento de M. tuberculosis de un sitio extraespinal es suficiente para establecer el diagnóstico en las circunstancias clínicas apropiadas.

 

*Tratamiento

Debe iniciarse tratamiento antimicrobiano por seis a nueve meses. Por lo general se da isoniazida, rifampicina, pirazinamida y etambutol por dos meses, seguidos de isoniazida y rifampicina por cuatro a siete meses más.

Cuando la enfermedad está avanzada y está más comprometida la columna, es necesaria una intervención quirúrgica, ya sea cuando haya afectación neurológica o inestabilidad espinal grave.

 

 

El Mal de Pott es una presentación de la tuberculosis fuera de los pulmones. La tuberculosis de la columna vertebral (enfermedad de Pott) representa casi 50% de los casos de infección musculoesquelética por M. tuberculosis. Pacientes con este padecimiento presentan comúnmente dolor, limitación funcional, contractura muscular, fiebre nocturna, en etapas avanzadas pueden presentar joroba, absceso vertebral y alteración neurológica. Casi siempre afecta las articulaciones de la columna torácica y lumbar.

El foco primario más común en la infección está en el pulmón y se llama complejo primario, el bacilo se disemina desde ese sitio hasta la columna por la sangre.

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