La soledad en el adulto mayor Parte 2 - Vida Abuelo

La soledad en el adulto mayor Parte 2

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Buenos días amigos, ¿Cómo amanecieron? Espero que con mucha actitud porque el día d hoy continúo con el tema de la semana: la soledad en el adulto mayor. En este artículo en específico les mencionaré algunos factores de riesgo de la soledad en la tercera edad. Espero que les sea de gran utilidad esta información. Saludos.

 

Los mayores suelen sentirse solos, incluso si la familia los atiende bien. Quizá sus parientes o amigos los visiten, pero ¿y los días o semanas que nadie va a verlos?

Algunas de los factores que predisponen al adulto mayor a la soledad son los que se muestran a continuación:

  • Pérdida de un ser querido. La muerte de un cónyuge deja un gran hueco en la vida del otro, especialmente si lo ha cuidado durante mucho tiempo. A menudo le sobreviene una tremenda sensación de vacío. Es necesario asumir y superar el duelo ante la pérdida de un ser querido o pareja porque, de lo contrario, puede originar depresión.
  • Divorcio. Tras un divorcio o una separación suelen aparecer sentimientos de soledad y fracaso.
  • Tener siempre la misma rutina. La soledad puede venir acompañada por un hambre de deseos de novedad. Es decir, por lo previsible de una monotonía en la que a cada momento sabes qué va a pasar.
  • Vivir solo. Puede ser un factor de riesgo, según cómo se vivencia la soledad. La soledad percibida, sea o no real, es un desencadenante de estrés crónico que afecta la expresión de genes proinflamatorios y antivirales.
  • Ego. Pensar en exceso en nosotros mismos nos hace vivir enfocados en nuestras necesidades, pero desde una voluntad caprichosa en donde los demás pueden sentirse instrumentalizados.
  • Estar viendo la televisión por mucho tiempo. Cuando la televisión se convierte en la compañía habitual en casa, la soledad es sinónimo de un sedentarismo que agota.
  • Tener muchas relaciones superficiales. Cuando una persona tiene muchos lazos superficiales, pero ninguno profundo, también se siente sola porque echa de menos la intimidad que toca el corazón de cerca.

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