Trastorno bipolar en la tercera edad Parte 1
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Hola amigos, ¿cómo están? Espero que estén muy bien el día de hoy porque voy a dar inicio al artículo de la semana: el trastorno bipolar en la tercera edad. En esta primera parte les daré una introducción del tema. Este es un tema de gran importancia. Saludos.
El trastorno bipolar, también conocido como enfermedad maniacodepresiva, es una enfermedad mental caracterizada por presentar cambios de humor o de estado de ánimo más intensos que las personas normales, pasando de una fase depresiva a una fase maníaca en poco tiempo, es decir, de la tristeza a la euforia y viceversa.
Cerca del 20% de los trastornos bipolares aparecen a partir de los 65 años, y como el primer síntoma es la depresión, el 30% de los primeros episodios maníacos suceden a partir de esa edad.
La ciclotimia es una versión menos intensa pero a menudo más duradera de trastorno bipolar. Una persona con ciclotimia tiene tanto alta como baja del estado de ánimo, pero nunca tan graves como sea manía o gran depresión. Para hacer este diagnóstico, la persona suele tener síntomas que duran por lo menos dos años.
La depresión es un síntoma común en cualquier periodo de la vida por el cúmulo de problemas de cada persona. Las personas con una patología maniacodepresiva tienen una sintomatología que se escapa del control, y presentan sensación constante de tristeza, sentimiento de inutilidad, incapacidad para disfrutar, irritabilidad e incluso pensamientos suicidas. También pueden aparecer síntomas físicos como la pérdida de apetito o el estreñimiento.
Las formas tardías del trastorno bipolar se caracterizan por menor carga de antecedentes familiares, mayor frecuencia de manía como forma de inicio, menor latencia entre episodios, mayor frecuencia de síntomas confusionales trastornos cognitivos, mayor frecuencia de cuadros mixtos con disforia, irritabilidad y hostilidad e hiperactividad o humor expansivo y exaltación.
El trastorno bipolar debe abordarse desde su fase temprana para lograr controlarlo farmacológicamente, mediante el empleo de antidepresivos. También es necesario completar dicho tratamiento con terapia psicológica y la educación, tanto del paciente como de su entorno para actuar ante posibles recaídas.