Síndromes geriátricos. Parte 2.
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Hola amigos, ¿cómo va su día? Espero que vaya de maravilla, el día de hoy voy a seguirles hablando acerca de los síndromes geriátricos. En esta parte en específico abordaré algunos de estos síndromes: inestabilidad/caídas e inmovilidad. Espero que esta información les parezca interesante y sea de gran ayuda para ustedes. Saludos.
Los síndromes geriátricos son el sostén del estudio de adultos mayores. Todo individuo está propuesto por estos padecimientos, por la misma edad y la presencia de múltiples patologías. Representan un medio para conocer la morbilidad y el pronóstico de la persona en cuanto a calidad de vida.
Algunos de estos síndromes son los siguientes:
* Inestabilidad/caídas
Más de un tercio de los adultos mayores se caen cada año.
Los factores de riesgo para caídas son:
- Historia de caídas previas.
- Deshidratación.
- Deterioro cognitivo. Es la pérdida de funciones cognitivas, específicamente en memoria, atención y velocidad de procesamiento de la información.
- Alteraciones en la marcha.
- Alteraciones del balance.
- Enfermedades de Alzheimer.
- Reposo prolongado.
- Ciertos medicamentos. Los antidepresivos muestran la mayor asociación estadística con las caídas, posiblemente porque los medicamentos de este tipo más antiguo tienen altas propiedades sedantes. Los antipsicóticos-neurolépticos y las benzodiacepinas también se encuentran significativamente relacionados con un mayor número de incidentes de este tipo.
Lo más importante es la prevención, algunas medidas son: usar lentes si se necesitan, usar calzado adecuado, hacer ejercicio físico y seguir una dieta equilibrada.
* Inmovilidad
El síndrome de inmovilidad se define como la restricción, generalmente involuntaria, en la capacidad de transferencia y/o desplazamiento de una persona a causa de problemas físicos, funcionales o psicosociales.
Este síndrome es considerado como una vía común, a través de la cual muchas enfermedades y trastornos del adulto mayor producen gran discapacidad.
Los problemas de movilidad afectan a casi el 20% de los individuos mayores de 65 años.
El tratamiento de este síndrome es que los pacientes sean estimulados para mantener un nivel de actividad adecuado a sus circunstancias, y si lo precisan, deben ser incluidos en programas de actividad dirigida, fisioterapia y terapia ocupacional.
Lo más importante es la prevención, esto consiste en realizar ejercicio físico adaptado a las peculiaridades del adulto mayor, tener cuidado con lo efectos secundarios de los medicamentos que esté tomando el adulto mayor que puedan afectar a la capacidad de movimiento y utilizar recursos técnicos de movilización como andadores, muletas, silla de ruedas, etcétera.