Salud bucal en el adulto mayor. Parte 2.

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Buenas tardes amigos, les publico la siguiente parte del artículo de la semana. Espero que les sea de gran utilidad. Saludos.

Las personas suelen tener otras enfermedades crónicas que pueden afectar a la boca, como la diabetes, hipertensión, la osteoporosis, alteraciones en el hígado, insuficiencia renal, alteraciones visuales, motoras, etcétera.

Además hay que agregar los medicamentos que los adultos mayores deben tomar para controlar otras enfermedades, que también pueden afectar a largo plazo la salud de la boca.

* Medidas de prevención

Algunos consejos para poder tener una mejor salud bucal son los que se muestran a continuación:

–         Es ideal cepillarse los dientes 5 veces al día (al despertar, después del desayuno, la comida, la cena y antes de acostarse) y como mínimo después de cada comida.

–         Tratar de utilizar cepillos dentales de mango ancho y cerdas suaves.

–         Utilización diaria de pasta dental fluorada

–         Utilizar hilo o seda dental, al menos una vez al día.

–         Utilización diaria o semanal de enjuagues bucales con flúor

–         Utilización de flúor en la prevención de caries radicular, control de afecciones de la articulación temporomandibular y detección precoz de cáncer orofacial.

–         Reforzar la higiene con el uso de antiséptico bucal que posea agente antibacteriano.

–         Se aconseja que aquellas personas cuya superficie dental sea irregular (con muchas líneas y rugosidades), acudan al odontólogo para que estudie la conveniencia de aplicar sellador, especie de adhesivo para “resanar” fisuras y evitar que los restos de comida se acumulen.

–         Consultar al dentista como mínimo una vez al año.

–         En caso de utilizar prótesis dental, es preferible visitar al dentista con más frecuencia, al menos dos o tres veces al año.

–         Si las prótesis son removibles, conviene llevarlas  al odontólogo para que les haga una limpieza con ultrasonido y pulido de la superficie cada seis meses.

–         En caso de que por alguna razón hayas perdido los dientes, debes hacerte una limpieza de la encía con delicadeza, mínimo después de cada comida, con un cepillo suave o una gasa embebida en una sustancia antiséptica denominada clorhexidina.