Púrpura senil. Parte 1.
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Hola amigos, ¿Cómo va su día? Espero que vaya muy bien porque el día de hoy voy a hablarles de un tema de gran importancia: la púrpura senil. En esta ocasión voy a darles una información detallada acerca de la definición de la enfermedad, así como sus principales casusas. Además, mencionaré sus factores de riesgo. Saludos.
La púrpura senil, también conocida como púrpura senilis o púrpura actínica, es una afección común en la tercera edad que se caracteriza por la aparición de hematomas y manchas de color púrpura en la piel. Estos hematomas a menudo surgen de forma espontánea o como resultado de un leve trauma en la piel. En este artículo, exploraremos qué es la púrpura senil, sus causas, síntomas, diagnóstico y cómo se puede manejar esta condición en la población de la tercera edad.
La púrpura senil es una afección cutánea que afecta principalmente a los adultos mayores, siendo más común en personas mayores de 65 años. Se caracteriza por la aparición de manchas de color púrpura o rojo oscuro en la piel, que son hematomas causados por la acumulación de sangre bajo la piel.
Estos hematomas suelen ser resultado de la fragilidad de los vasos sanguíneos en la piel, que se debilitan con la edad y son más propensos a romperse incluso con un trauma mínimo, como un ligero golpe o presión.
*Causas
La principal causa de la púrpura senil es la fragilidad capilar, que se produce por el adelgazamiento de la piel y la reducción de la elasticidad de los vasos sanguíneos debido al envejecimiento. Algunos factores que contribuyen a la fragilidad de los vasos sanguíneos incluyen:
- Envejecimiento de la piel: La piel envejecida es más delgada y frágil, lo que la hace más propensa a los hematomas.
- Exposición solar: La exposición crónica al sol puede debilitar aún más la piel y los vasos sanguíneos.
- Trastornos sanguíneos: Algunas condiciones, como la trombocitopenia (baja cantidad de plaquetas) o trastornos de coagulación, pueden aumentar el riesgo de hematomas.
- Uso de medicamentos: Algunos medicamentos, como los anticoagulantes, pueden aumentar la propensión a los hematomas.