Masaje para la tercera edad. Parte 2. - Vida Abuelo

Masaje para la tercera edad. Parte 2.

– Parte 2 de 3

Hola amigos, ¿cómo están? Espero que estén muy bien, el día de hoy voy a continuar con el tema de la semana. En esta parte voy a hablar específicamente de las contraindicaciones de los masajes. Es importante que tomen en cuenta esta información con la finalidad de mejorar su salud tanto física como mental. Saludos.

 

Hay una gran cantidad de beneficios de los masajes, pero también es importante conocer las principales contraindicaciones para no perjudicar, y poder actuar así con seguridad y eficacia. Es debido a esto que a continuación les mencionaré algunos casos en los que, de una forma parcial o total, no es conveniente efectuar masaje:

  • Si hay fracturas.
  • Hematomas. Son marcas que aparece en alguna parte del cuerpo humano como consecuencia de una acumulación de fluido sanguíneo ocasionada por un daño que ha roto un vaso capilar. Se trata de una reacción corporal frente a golpes o a una contusión que puede volver de color violáceo o azulado el área afectada.
  • Úlceras de decúbito abiertas o sin sanar.
  • Áreas de quemaduras.
  • Cirugías recientes.
  • Dolor agudo importante.
  • Antecedentes de formación de coágulos sanguíneos o tratamientos farmacológicos con anticoagulantes. En estos casos aumenta el riesgo de sangrados bajo la piel.
  • Enfermedades infecciosas de la piel (por hongos) y otras no infecciosas generalizadas (dermatitis alérgica, lupus).
  • Enfermedades vasculares inflamatorias (flebitis) .
  • Inflamaciones de los ganglios linfáticos y cadenas ganglionares.
  • Debilidad vascular y retenciones circulatorias graves.
  • Trombosis y embolia arterial. Esto es debido al riesgo que existe de embolismo pulmonar o de otros tejidos del organismo.
  • Venas varicosas avanzadas.
  • Enfermedades cardíacas descompensadas, taquicardias o en hipertensión arterial.
  • Inflamaciones agudas o patológicas con sintomatología típica: dolor, calor, rubor (color) y aumento de volumen.
  • Hemorragias recientes, heridas sin cicatrizar, esguinces agudos, edemas agudos, derrames articulares, desgarros tendinosos.
  • Enfermedades agudas o en fase evolutiva, como estados febriles, náuseas, úlceras gástrica o duodenal muy avanzada.
  • Enfermedades de tipo metabólico. Como la gota.
  • Fibrosis y enfermedades musculares degenerativas.
  • Enfermedades reumáticas agudas.
  • Enfermedades infecciosas o tumorales (algunos cánceres).
  • Procesos inflamatorios de origen bacteriano.
  • Problemas renales en fase aguda. Cálculos de riñón, vesícula en fase de expulsión.
  • Rotura o desgarros de músculos, vainas, tendones, ligamentos.
  • Traumatismos recientes y tratamientos quirúrgicos.
  • Enfermedades del sistema nervioso.

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