Glaucoma. Parte 3.

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Hola amigos, ¿cómo están el día de hoy? Espero que muy bien. Con esta parte voy a concluir el artículo de la semana: el glaucoma. En esta última sección voy a hablarles acerca de los síntomas, diagnóstico y del tratamiento de esta enfermedad.  Espero que toda la información les haya parecido interesante. Saludos.

* Síntomas

La mayoría de las veces la acumulación de la presión del fluido ocurre lentamente. En las variedades menos frecuentes de glaucoma los síntomas pueden ser más severos, e incluye los siguientes:

• Enrojecimiento del ojo.
• Visión borrosa.
• Dolor de ojos y de cabeza.
• Náuseas y vómito.
• La aparición de halos (círculos) color arcoiris alrededor de las luces brillantes.
• Pérdida repentina de la visión.

* Diagnóstico

Para hacer el diagnóstico es importante que el médico realice una adecuada historia clínica y una buena exploración física. Además de realizar las siguientes pruebas:

• Tonómetro. Mide la tensión dentro del ojo, se realiza mediante anestesia local.
• Gonioscopia. Es una inspección del ángulo de drenaje mediante unas lentes.
• Oftalmoscopia. Se realiza tras la aplicación de unas gotas para dilatar la pupila, el oculista podrá observar el nervio óptico y sus posibles alteraciones.
• Campimetria. Se realiza para comprobar las posibles pérdidas visuales periféricas.

* Tratamiento

El tratamiento de un ataque agudo de glaucoma se debe iniciar lo más rápido posible, porque puede instaurarse con rapidez una pérdida de visión definitiva.

El tratamiento inicial es farmacológico con bloqueadores beta tópicos, hiperosmóticos, inhibidores de la anhidrasa carbónica tópicos, agonistas a-2 adrenérgicos selectivos, pilocarpina o mióticos.

En caso de que el glaucoma no se resuelva con tratamiento médico debe tratarse con cirugía. La cirugía con láser mejora el drenaje del líquido entre cámaras. La iridotomía se realiza para tratar el glaucoma de ángulo cerrado, en esta operación se extrae parte del iris.

El aumento de la presión intraocular ocurre cuando el humor acuoso no fluye correctamente hacia afuera y hacia a adentro del ojo. La mayoría de los casos de glaucoma no cursan con síntomas hasta que la lesión del nervio óptico avanza y se desarrolla la pérdida de la visión.