Cómo evitar el frío en la población mayor. Parte 1.
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Hola amigos, ¿cómo están? Espero que muy bien, el día de hoy voy a hablarles de un tema de gran relevancia para las personas de edad avanzada, sobre todo en esta temporada de invierno. En esta primera parte les daré una introducción acerca de esto. Espero que esta información sea relevante para ustedes. Saludos.
Al llegar el invierno, la disminución de las temperaturas produce la activación de una serie de microorganismos. Y cómo sabemos, en esta época del año aumentan los riesgos para la salud de la población.
En este sentido, la Secretaría de Salud Federal fortalece acciones de vigilancia epidemiológica, promoción de la salud, vacunación y atención médica de la población, con énfasis en los estados y municipios que habitualmente presentan defunciones por estas causas.
El proceso de envejecimiento del organismo altera el metabolismo basal y, como consecuencia, el sistema de termorregulación corporal y su capacidad para percibir la temperatura ambiente, por lo que tienen mayor dificultad de adaptación al frío. Algunas causas por las que las personas de la tercera edad tienen una mala tolerancia al frío, son las siguientes:
- Porque las reacciones vasomotoras metabólicas son poco eficientes. Cuando nuestro organismo se enfrenta a las bajas temperaturas, se pierde más calor que el que se produce y los vasos sanguíneos de la piel deben contraerse para conservar la temperatura corporal. La vasoconstricción determina que el corazón deba bombear la sangre a través de los vasos contraídos. Por este motivo, se observa un aumento de la presión arterial y, consecuentemente, un riesgo mayor de infarto agudo de miocardio.
- La piel se adelgaza.
- Se desnaturalizan los receptores cutáneos de la temperatura, ésta es la razón por lo que el adulto mayor puede tener dificultad para percibir con certeza si tiene frío o calor.
- Enfermedades que padezca la persona. Algunas patologías propias de las personas mayores, como la artritis, la enfermedad de Parkinson y otras que afectan a su capacidad de movimiento pueden plantearles serios problemas a la hora de ponerse ropa de abrigo e incluso a protegerse del frío en lugares más calientes. Asimismo, otras enfermedades, como la diabetes o el hipotiroidismo favorecen el hecho de que el cuerpo no pueda mantenerse caliente, aumentando la sensación de frío.