Consecuencias de no realizar actividad física. Parte 2.

– Parte 2 de 3

Hola amigos, ¿cómo están? Espero que de maravilla, continúo con el tema de la semana: las consecuencias de no realizar actividad física. En esta parte les hablaré específicamente de qué es lo que le puede pasar a nuestro cuerpo sino hacemos ejercicio de alguna forma. Saludos.

 

Las consecuencias de no hacer ejercicio se notan en todos los aspectos de la vida y, tanto a corto como a largo plazo, afecta de forma muy variada. Algunas de éstas son las que se muestran a continuación:

• Aumento presión arterial

  Las venas y las arterias del cuerpo son flexibles y se adaptan al flujo sanguíneo y al estilo de vida que llevemos. Una persona que practica deporte de forma regular va a tener unos vasos sanguíneos más anchos, haciendo que la presión arterial disminuya. Por su parte. una persona que no practica deporte, tendrá unos vasos sanguíneos más estrechos, la sangre fluirá con más dificultades y eso aumentará su presión arterial. Por si no lo sabías, la presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre al pasar por nuestras arterias, por lo que cuando más ejercitadas estén, menor fuerza hará. La hipertensión puede acarrear graves problemas de salud, tanto a nivel cardíaco, como cerebral y renal.

• Problemas cardíacos

  Las consecuencias de no hacer ejercicio son que el corazón se irá debilitando, lo que puede llevar a disfunciones cardíacas y otros problemas derivados. Además, una vida sedentaria también facilitará la aparición y acumulación de colesterol y grasa tanto en nuestro corazón, como en la sangre y otros órganos, todos ellos son factores de riesgo para un infarto cardíaco.

• Problemas respiratorios

  La práctica regular de ejercicio ensancha las vías respiratorias y mejora ostensiblemente la salud de los pulmones. Y para conseguirlo no hace falta entrenar muchísimo ni practicar deporte de alto impacto. Simplemente con ir a andar de forma regular ya empezaremos a notar cambios significativos en nuestra respiración y en la forma como nuestro cuerpo se adapta a las demandas de oxígeno. Por el contrario, si no ejercitamos nunca los pulmones, estos van a ir perdiendo su capacidad, lo que a la larga puede acabar provocando otros problemas respiratorios, como asma.