Artrosis. II
- Parte 2 de 3
Factores de riesgo
En la artrosis se altera la articulación y luego los tejidos que la rodean. Algunos de los factores de riesgo de esta enfermedad se mencionarán a continuación:
- La edad: la artrosis es una enfermedad de personas mayores. El desgaste de la articulación producido por el uso durante años, junto con la menor capacidad de recuperación de los tejidos, son factores relevantes.
- Herencia: en algunos casos, existe una predisposición hereditaria. Este tipo de artrosis afecta más a las mujeres. Los genes que regulan el colágeno, una proteína muy importante en la composición del cartílago, se transmiten de padres a hijos; y si estos genes están alterados, dan lugar a un colágeno poco funcional, lo que aumenta el riesgo de sufrir artrosis.
- Sexo. Es más frecuente en las mujeres
- Menopausia. Las hormonas están relacionadas con la enfermedad.
- Obesidad: predispone a la artrosis en las caderas y rodillas ya que el sobrepeso daña el cartílago articular.
- Trastornos por sobrecarga: cuando la forma de la articulación o de un miembro no es la normal (por ejemplo, cuando una pierna es más larga que la otra, se produce un desgaste mayor en toda la articulación o en la parte de ella que soporta mayor peso).
- Lesiones locales: cuando existen fracturas, golpes importantes o inflamaciones de cualquier causa en una articulación, el cartílago tiene predisposición a enfermarse más pronto.
- Exceso de uso: produce el desarrollo de artrosis temprana o en lugares no habituales. Ya sea porque estén en una cierta profesión o en alguna actividad deportiva.
- Secuelas tras una cirugía y golpes repetidos sobre alguna articulación.
Diagnóstico
El médico lo diagnosticará por medio de la historia clínica y por los exámenes físicos.
Entre estos exámenes están la aspiración y análisis del líquido articular (esto es para descartar otras patologías y liberar la articulación afectada de la presión ejercida por el acúmulo de líquido sinovial en la misma) y radiografías.
También se pueden realizar análisis de sangre para poder descartar otras enfermedades inflamatorias que también presentan dolor articular y que tienen una causa y un tratamiento diferente.