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Temblor esencial Parte 2

– Parte 2 de 3

Hola amigos, ¿Cómo están? Espero que de maravilla, el día de hoy continúo con el tema de la semana: el temblor esencial. En esta parte me voy a enfocar en el cuadro clínico de la enfermedad, así como el diagnóstico y tratamiento. Saludos.

 

El temblor esencial afecta a los músculos que se contraen para mantener una posición o permitir un movimiento. Por lo común, afecta a las manos, los brazos, a veces también al cuello y la voz, y, con menor frecuencia, a los miembros inferiores. El temblor aumenta al realizar determinadas actividades que requieren precisión, como por ejemplo: escribir, maquillarse, vestirse, dibujar, beber de una taza, usar herramientas, etcétera. El síntoma acompañante más común es el desequilibrio.

 

A medida que pasa el tiempo el temblor empeora lentamente y representa una verdadera discapacidad, ya que puede llegar a afectar la vida cotidiana del paciente.

 

* Diagnóstico

El médico debe realizar una historia clínica completa, poniendo atención en el inicio del temblor, los factores que lo aumentan o disminuyen, los síntomas asociados y las características del temblor. Además el especialista tiene que realizar un examen neurológico completo. No existe una prueba específica para diagnosticar el temblor esencial. El médico puede evocar este diagnóstico preguntando a su paciente efectuar ciertas acciones como escribir, servirse para beber o dibujar con el fin de visualizar los temblores de acción.

 

* Tratamiento

Actualmente, no existe ningún tratamiento capaz de curar o detener la evolución de la enfermedad; sin embargo, los neurólogos especializados en el estudio de los movimientos anormales pueden proponerte varios medicamentos para atenuar el temblor.

 

Los medicamentos que más se utilizan son los betabloqueadores. En algunos casos se utilizan los antiepilépticos o ansiolíticos. El problema de estos medicamentos son los efectos secundarios. Los temblores severos, así como los que afectan a la cabeza y la voz, son más difíciles de calmar y, en algunos casos, se llega a utilizar inyecciones de toxina botulínica. Cuando el temblor se convierte en una verdadera discapacidad, puede resultar necesaria una intervención quirúrgica. Actualmente, se están investigando otras técnicas.

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