Neumonía en la tercera edad. Parte 3.

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* Tratamiento

Se puede emplear la terapia antibiótica empírica (consiste en usar antibióticos de amplio espectro que cubren un número considerable de gérmenes).

Algunos pacientes precisarán medidas de soporte como oxígeno, sueroterapía por presentar deshidratación o alteraciones del medio interno e incluso técnicas de soporte vital avanzado si existe gravedad del cuadro.

Es mejor que todo el tratamiento a esta enfermedad se realice en los hospitales, ya que al ser de los adultos mayores de los que estamos hablando, pueden presentar en cualquier momento dificultades.

*Prevención

En este padecimiento, lo que puede haces es evitar el contagio de la siguiente manera:

– Higiene: el lavarse las manos es una acción de mucha importancia y además muy sencilla.

– Abandonar poco a poco el hábito de fumar: el consumo de tabaco está asociado a un incremento de la Neumonía Adquirida en la Comunidad de cualquier origen causal. Diversos estudios han constatado el beneficio que implica dejar de fumar, pues se ha observado que a los cinco años de suprimir el consumo de tabaco, el riesgo de sufrir una neumonía se reduce en un 50%.

– Vacunación antigripal: es la única medida preventiva que ha demostrado la disminución de la incidencia, de la morbilidad y mortalidad por neumonía en la población de edad avanzada y en los afectados por enfermedades cardio-respiratorias crónicas.

La vacuna está indicada en mayores de 60 años, en enfermos crónicos y/o inmunodeprimidos.

– Vacunación contra el neumococo: es eficiente para la prevención de complicaciones como la enfermedad invasiva por neumococo, y el empeoramiento pronóstico en neumonías hospitalarias. Indicada la vacunación en mayores de 60-65 años, según el calendario vacunal de cada comunidad autónoma), y en personas entre los 2 y 65 años con enfermedades crónicas e inmunosupresión.

La neumonía es la inflamación del tejido pulmonar ocasionada por un agente infeccioso. Es la infección que provoca mayor número de ingresos hospitalarios, y aunque su causa habitual son las bacterias, también virus como el de la gripe y el de la varicela pueden originar esta enfermedad. Es importante tener en cuenta los síntomas así como su prevención, ya que esta enfermedad es muy frecuente.