Enfermedades respiratorias, un riesgo para los adultos mayores. Parte 1. - Vida Abuelo

Enfermedades respiratorias, un riesgo para los adultos mayores. Parte 1.

Buenas tardes amigos, ahora les publico un tema relacionado con esta temporada de frío, las enfermedades respiratorias. Espero que les sea de utilidad. Saludos.

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Las temporadas de frío ya están muy cerca,  en esta temporada en especial, es muy común que se presenten en las personas muchas enfermedades respiratorias, desafortunadamente debido a su edad y menos defensas, los adultos mayores tienen más riesgos de contraer estas enfermedades, es por eso que debemos de cuidarlos.

Esta es la razón de la creación de este artículo, abordaremos las enfermedades respiratorias más importantes, para que sean precavidos por estos cambios de temperatura.

Los adultos mayores son los más vulnerables a los cambios bruscos de temperatura y a la humedad, por lo que suelen presentar el mayor número de casos de dichas enfermedades las cuales de no ser tratadas debidamente y a tiempo, pueden complicarse.

Por eso, si un adulto mayor tiene alguna enfermedad respiratoria, lo primero es tomar las medidas para no exponerlo a bajas temperaturas y en caso de que sigan los malestares, debe acudir al establecimiento de salud más cercano. Igualmente, no se debe automedicar al enfermo pues se pone en riesgo su salud.

Una infección respiratoria se desarrolla la mayoría de las veces en un periodo de 48 horas, con secreción nasal abundante y transparente, malestar general, fiebre y dolor de cabeza.

 

 

Enfermedades respiratorias más comunes en los adultos mayores:

Infecciones de vías altas:

Normalmente son virales y afectan a la parte más alta del árbol respiratorio, es decir, nariz, garganta o faringe y laringe. La mayoría de las veces producen dolor al tragar, producción de moco por nariz (acuoso al inicio del cuadro y más espeso al final), tos seca o con escasa expectoración blanquecina, estornudos y malestar general. Raramente puede ir acompañado de fiebre. Es lo que se conoce como resfriado o catarro. El tratamiento principalmente es sintomático, con antitérmicos, analgésicos, y antihistamínicos a dosis bajas (hay medicamentos que los combinan), pero para empezar se debe disminuir la actividad habitual (no hace falta el reposo absoluto en principio), aumentar la ingesta de líquidos para fluidificar el moco y usar terapias físicas como gargarismos con infusión de tomillo y lavados nasales con suero fisiológico.

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